La digitalización de las estructuras industriales, comerciales y sociales aumenta las apuestas de nuestro futuro, tanto en lo que respecta a las oportunidades, la equidad y los logros, así como a la disrupción y el caos a escalas antes inalcanzables. La dinámica del impacto en esta ecuación se deriva de la creciente convergencia entre lo digital y lo físico, mientras que la dinámica de las posibilidades se deriva de la rápida aceleración y adopción de tecnologías innovadoras pero complejas e interdependientes, que conllevan riesgos a menudo no mitigados o mal comprendidos. Y como la constatación de los riesgos suele ir a la zaga de la constatación de los beneficios, esta adopción acelerada puede forzar una inmensa disrupción cuando las deficiencias de los métodos actuales de mitigación establecidos queden finalmente expuestas, y expuestas a gran escala, muy integradas en las nuevas infraestructuras y estructuras sociales críticas. Es un futuro de imaginación y transformación, pero cuya piedra angular puede muy bien ser un polvorín.
La solución no es simplemente una regulación y unas normas más rigurosas
La solución no es simplemente una regulación y unas normas más rigurosas, ya que estas medidas suelen ir por detrás del cambio, en lugar de liderarlo. Y, de hecho, la eliminación de estos riesgos mediante la prevención o la restricción y el control es a menudo una tarea absurda, además de costosa. En lugar de ello, ante las inevitables perturbaciones, los que tienen una mentalidad estratégica invertirán en resiliencia, aceptando que el fracaso se producirá en algún nivel entre sus dependencias técnicas y no técnicas. Entienden que el camino que tienen por delante tiene que incluir una rápida recuperación de ese fallo para minimizar el impacto material.
El auge generalizado del Ransomware y las RansomOps es en sí mismo un reflejo de lo mal que resisten los métodos tradicionales a la disrupción moderna, y de lo limitadas que son las estructuras verdaderamente resilientes en los servicios e infraestructuras esenciales de los que dependen las sociedades. Esta constatación debe ser una llamada a la acción. Las apuestas son demasiado importantes, y las oportunidades de un cambio real y duradero demasiado significativas.
Comentario acerca de:
“The Global Risks Report 2022” 17th Edition from World Economic Forum